Paraíso
Paraíso
El confinamiento te ha dejado sin maría. Te cuesta coger el sueño pero has dejado de roncar por las noches. En Amsterdam también te pasó. No te oí roncar ni una. Dijiste que era porque ahí la hierba sí que era buena. Yo sabía que era porque fumabas menos. Porque aún estando en lo que para ti era el paraíso pasabas más rato cámara en mano que fumando.
Cambiabas el objetivo sin darte ni cuenta. Disparabas, observabas, maldecías, enfocabas y volvías a disparar. No sé cuántas fotos pudiste llegar a echar, pero de las que revelaste yo no salía en ninguna.
Desde que volvimos no te he vuelto a ver coger la cámara. Te he animado a hacerlo estos días de cuarentena pero dices que te falta inspiración. Así que estos días las fotos te las hago yo. Tengo fotos tuyas cocinando, tendiendo la ropa o echando la siesta. Te he grabado incluso cantando los anuncios de la tele que ya te sabes de memoria. No me dejas sacarte un primer plano mientras llevas la mascarilla puesta para ir a comprar porque dices que no pareces tú. Que la mirada es de tu padre y no quieres el reflejo de aquel que te abandonó. Lo acepto y te beso en la frente antes de que salgas de casa.
A veces creo que no vas a volver si a ti no te vuelve la inspiración. Yo no te inspiro y tú no me quieres, pero eso todavía no lo sabes.
Acabará la cuarentena y acabaremos nosotros, y tú en vez de ir a buscar a quién te inspire, volverás a buscar solo a alguien con quién pasar la próxima pandemia. Porque no sabes estar solo contigo mismo. Y menos sin maría.